miércoles, 18 de mayo de 2011

"¿Para que ir al psicólogo?"


Muchas veces nos encontramos en momentos de nuestras vidas y nos preguntamos en ocasiones sí seria bueno acudir al psicólogo.

Otras veces es sugerido por algún amigo, familiar, la escuela, o lugar donde laboremos.

Esta búsqueda se basa en la propia percepción de síntomas o malestar, sin que muchas veces sea evidente la causa que los motivan.

Una persona puede estar constantemente deprimida y no sepa el origen de su depresión, o pueda percatarse de algunos indicadores que se la provoquen pero casi siempre todo proviene del inconciente.

Y es aquí donde entra la ayuda del psicólogo. Como bien se sabe el primer paso de es aceptar, reconocer o identificar que existe algo que nos impide desenvolvernos cotidianamente de la mejor de las maneras.

Hay casos en los cuales acude un paciente sin que éste acepte su problema por que es "obligado" a ir por los padres por ejemplo en el caso de un adolescente.

De cualquier forma sirve pues ahí se empieza a trabajar en este caso con la negativa del problema a tratar.

Existen muchas razones por las cuales se visita al psicólogo. Algunos temas entre los más comunes son la persistente sensación de malestar (físico o mental), insatisfacción inmotivada, problemas de comportamiento o adaptación ya sea en la vida escolar, social o laboral en el caso de adultos, fatiga constante, tristeza y depresión crónicas, fobias, peso o pautas de alimentación inadecuadas, dificultad prolongada de conciliar el sueño o bien irregularidades en el sueño, insatisfacción sexual, necesidad de estimulantes o tranquilizantes, tensión y dificultad para desenvolverse en las relaciones interpersonales, abuso sexual, sentimientos de soledad, conflictos de pareja, falta de comunicación, violencia familiar, fracaso escolar, apoyo psicológico en casos de enfermedades como cáncer, problemas con la bebida, miedos, consumo de drogas, la muerte de un ser allegado, problemas con la familia y proceso de separación entre otros.

Es motivo de consulta cualquier otra condición de vida o experiencia caracterizada por el sufrimiento personal.

Un psicólogo nos es de gran ayuda en momentos de conflicto, de necesidad de hacer un alto en el camino, de toma de decisiones trascendentales.

En ocasiones nos encontramos en desorden tanto interno como externo y creemos que podemos solventar las situaciones nosotros mismos pues se nos enseña que somos capaces de manejar lo que la vida nos trae día a día; y sí, claro que somos capaces los seres humanos de eso y más, sin embargo como se menciona anteriormente, hay momentos en la vida que el cúmulo de situaciones, labores, actividades y personas que nos rodean son muchas y representan un "todo" saturado de stress, ansiedad o tristeza etc. dependiendo el caso y que mejor poder vivir en armonía y sin constante angustia.

Muchas veces el problema es totalmente desconocido por el paciente, que solo es consciente de los síntomas.

En estos casos el psicólogo nos ayudará a descubrirlo o a concretarlo ya que es muy habitual que los problemas sean realmente expresiones de otros más profundos.

Un ejemplo muy claro puede ser la depresión, podemos creer que estamos deprimidos por que fracasamos constantemente en los objetivos que nos proponemos y eso causa una profunda tristeza aunada a desmotivación y apatía respecto a ese asunto, se desborda para otro tipo de situaciones las cuales no tienen que ver aparentemente con nuestro motivo manifiesto del cual creemos estar deprimidos.

Pero realmente será la causa de la depresión el no poder cumplir con las metas, o tal vez pudiera ser que inconscientemente estemos en constante fracaso por decir un ejemplo por que en la infancia solo escuchamos un "no vas a poder", "siempre haces todo mal", pero al pasar de los años esa palabras han marcado nuestro inconsciente y sí, definitivamente a una persona que se le dice "no puedes" pues no va a poder.

Aunque quiera. En el tratamiento psicológico se le ayuda al paciente a hacer consciente lo inconsciente y de esa forma encontrar el origen de sus dolencias o fracasos.

Ya una vez consciente del porque del aquello que hacia ruido en su inconsciente producía todo ese enredijo que venía a dar resultado con un constante fracaso, cesará su depresión y muy posiblemente no fracasará de nuevo, claro está que las cosas no se hacen solas y hay que hacer que sucedan.

Al inicio de la relación terapéutica se establece por parte del psicólogo, psicoterapeuta o psicoanalista una confidencialidad total.

Es ir en contra de la ética profesional el comentar sobre lo que se habla en sesión.

Esto permite al paciente que se abra con total confianza para que pueda hablar de aquello que nadie sabe, de aquello que tanto le duele y nadie comprendería, de cosas que no serían entendidas por su familia e incluso por el amigo más íntimo.

Estamos rodeados de personas, a veces pocas a veces muchas o incluso hay gente que está muy sola que no tiene a nadie, hay personas que están dispuestas a ayudar, a escuchar, o incluso a dar consejos.

¿Pero en que termina todo? Si queremos que solo nos escuchen, nos dan opiniones que no pedimos, terminamos a veces regañados, y nos hacen sentir peor, o incluso nos dan consejos de cosas que podemos hacer según esto para mejorar el "problema" pero la terminamos regando como comúnmente decimos.

Incluso podemos hasta salir distanciados de alguien o enfadados por que no nos gustó lo que nos dijeron.

Para eso hay profesionales que están capacitados no para empeorar a la persona, sino para ayudarla, escucharla sin juzgar, para ofrecer posibles soluciones a la problemática.

Dos cabezas piensan mejor que una, y más cuando esa "una" está en conflicto. El psicólogo no dice lo que se debe de hacer, orienta en determinado momento para que el paciente tome sus propias decisiones y lo que mejor le parezca, que sea responsable de sus acciones y decisiones, que sepa como manejarlas.

Escucha, no juzga, no dicta. Es un apoyo que ofrece escucha, silencio, ayuda. Claro que se suena como que uno no hace nada.

Pero el que el psicólogo no conteste de inmediato a los cuestionamientos de su paciente o de las respuestas inmediatas o que el paciente quiere oír, no significa que no trabaje, que no esté al tanto de lo que le sucede a su paciente o que lo ignore.

Se analiza cada palabra, cada detalle, cada movimiento, cada reacción. Se trata de hacer consciente lo inconsciente para que posteriormente no se repitan las historias.

Para que cada paciente sea una mejor persona. En Psicología como en todas las otras profesiones, lamentablemente tenemos profesionistas que no están casados con la profesión, con la ética que debemos de respetar y el compromiso que esto representa.

Se sabe de pacientes que llegan con un profesionista de la salud mental, por segunda vez o tercera, comentando que las experiencias que tuvieron anteriormente fueron malas.

Esto produce cierta desconfianza en los pacientes o en las personas que conocen a un paciente que ha ido a sesión y les va mal.

Las personas no quieren ir de nuevo y es comprensible. Es como cuando vas a un restaurante y te atendieron mal y la comida no te gustó, como dicen: por un cliente insatisfecho van a saber diez personas mas que no vayas a dicho restaurante.

Pasa lo mismo. Pero a diferencia de un restaurante y de la necesidad del hambre; las cuestiones que pertenecen a la mente no hay que dejarlas de lado por una mala experiencia.

Invito a las personas que han tenido una mala experiencia a que no dejen de lado su situación.

Busquen a un psicólogo que les recomienden, darse otra oportunidad de visitar a uno diferente hasta que encuentren a uno que les haga sentir bien.

Pasarán pocas sesiones para que uno se de cuenta de si hay esa química por así decirlo, para darse cuenta del profesionalismo que tiene la persona a la que estamos acudiendo por ayuda.

Fuente: http://www.elporvenir.com.mx/notas.asp?nota_id=122904

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