viernes, 29 de octubre de 2010

Trastorno Bipolar: ¿Enfermedad de Moda?


Desde hace algunos años, una enfermedad psiquiátrica ha llamado la atención del público en general y ha salido más allá de los hospitales y las aulas del área de la salud mental; se le llamó anteriormente psicosis maníaco-depresiva, locura circular, locura de doble forma y, actualmente se le conoce como trastorno bipolar. ¿Por qué bipolar? simplemente porque abarca los dos polos o extremos del estado de ánimo: por un lado la euforia, la alegría orgiástica, y cuasi permanente, conocida en el argot médico como manía, y por otro la melancolía, la tristeza y desesperanza conocida como depresión.

Desde el siglo 1 d.c. Areteo de Capadocia (Capadocia era una población del este de Asia ) reconoció que la manía y la depresión formaban parte de una misma enfermedad y no eran solamente enfermedades que se presentaban individualmente:

Sí después de un período de abatimiento, ocurre de vez en cuando que se produzca una mejoría, la alegría se apodera de la mayoría; pero los otros se convierten en maníacos.
Areteo, siglo I d.c.

Como un fenómeno curioso, en los últimos años, mucha gente comenzó a auto-diagnosticarse como "bipolar”, o bien, llamar o etiquetar a otros de “bipolares” (sin conocer realmente en qué consiste esta grave enfermedad) simplemente basándose en la presencia de cambios de humor o estado de ánimo, frecuentes, y quizá espoleados por las confesiones de ciertos personajes del mundo de la farándula con dicho trastorno. Pero, el ser humano tiene cambios de humor siempre, responde al entorno, al ambiente, y también a sus emociones internas. No se puede mantener un estado de humor constante o continuo, por ejemplo, si recibimos un aumento de sueldo, un reconocimiento a nuestro trabajo, o nuestro equipo de futbol gana un campeonato nuestro humor es alegre, y la alegría estará presente por momentos y nos durará algunos días, cuando mucho. Si por el contrario perdemos el empleo, terminamos una relación amorosa o recibimos la noticia del deceso de un ser querido nuestro ánimo será triste, depresivo, pero no por la eternidad. Los cambios de humor son normales, pero ¿qué ocurre cuando el afecto o el humor es exagerado, demasiado alegre o eufórico o terriblemente sombrío o triste, y de tal magnitud que nos incapacita para realizar nuestras actividades cotidianas, nos provoca conflictos en las relaciones interpersonales, líos legales y hacemos sufrir a la gente que nos rodea?... Y, sí además, dichos estados de exaltación del ánimo o decremento del mismo duran meses, o incluso años, seguramente estaremos ante una enfermedad devastadora, que incapacita, se presenta cada vez en etapas más tempranas de la vida, (incluso en la infancia ) y tiene un alto riesgo de suicidio: el trastorno bipolar.

El trastorno bipolar es una enfermedad mental grave donde se alternan periodos de manía y depresión. La manía y depresión se presentan por episodios, de duración variable, con un periodo de normalidad entre ambos. La duración de cada episodio va de 4-6 meses, sin la intervención del médico, es decir, sin recibir tratamiento. El médico lo que hace es acortar los periodos por medio de medicamentos y proteger al paciente y a los seres de su entorno ya que el trastorno bipolar puede cursar con agresividad, impulsividad y tiene un porcentaje de suicidio consumado del 15-20%.

¿Qué es la manía?
La manía es un estado de euforia, hiperactividad y fuga de ideas. La euforia es una alegría exagerada, continua, que muchas veces no tiene relación con el contexto o la situación que está viviendo el paciente. Se acompaña de autoestima elevada, en la cual el paciente se siente capaz de lograr cualquier cosa, y magnífica sus logros. Esta tendencia a la grandiosidad puede llegar al delirio de grandeza: el paciente cree poder hablar varios idiomas, mencionar que acaba de comprar el aeropuerto de Barajas, en Madrid, y que desciende de los reyes católicos, cuando en realidad es un empleado bancario, habla solo castellano, esta apenas pagando una casa de interés social, y desde luego no pertenece a la realeza. La hiperactividad es una tendencia al movimiento, a realizar labores muchas veces sin sentido o trascendencia y las cuales no llegan a ser concluidas pues pronto el paciente maníaco cambia de actividad. Deja de dormir y relata que no necesita muchas horas de sueño, de madrugada trabaja arreglando la cocina o el cuarto de servicio, corta el césped de su entrada e incluso el de los vecinos. La desinhibición es otro dato característico, el paciente canta o baila a la menor provocación, comete indiscreciones sexuales (por ejemplo, alaba en alguna comida de su empresa, frente a todos, las bellas piernas de la esposa de su jefe, estando este presente). Muestra hipersexualidad independientemente del género, la paciente bipolar puede insinuársele al médico tratante, al taxista que la lleva a casa o a una persona que acaba de conocer (lo cual la expone a un embarazo no deseado o a una infección de transmisión sexual). Lo mismo ocurre en el varón bipolar, aunque suele ser más notorio en la mujer con este trastorno. La fuga de ideas es la expresión de un flujo continuo de frases, aparentemente sin conexión, que se dicen con un lenguaje aumentado en velocidad (taquilalia), donde se pasa de un tema a otro: "Fui excelente alumno en la primaria, gané un concurso de oratoria, me llevaron a conocer al presidente de la República, brindamos con mojitos, conocí a Fidel Castro, fui campeón de tae kwan do, “Guantes de oro” en Cuba…(sic paciente bipolar)."

El paciente habla en voz alta, busca entablar conversación con cualquiera que le salga al paso, no para de hablar (verborrea) y no deja hablar a los demás, utiliza el sarcasmo, hace bromas, ríe a carcajadas o bien puede estar irritable y mostrar gran agresividad, sobre todo si se le contradice. Por otro lado puede exhibir una gran generosidad y quitarse el calzado para regalarlo a un indigente, o bien, invitar la cuenta a todos los comensales en un restaurant de lujo, sin cargar un peso en el bolsillo. Otro ejemplo de gastos excesivos e innecesarios sería el de un paciente bipolar judío, habitante del Distrito federal, que en un episodio de manía aguda compró 25 autos Mercedes Benz para formar una flotilla de taxis. Se comprenderá la devastación de capital o patrimonio, propio o familiar, que puede llegar a producir un paciente bipolar. Con los ejemplos anteriores creo que es fácil comprender la gravedad de la enfermedad y lo incapacitan de la misma, y entender porque hacen sufrir a sus seres queridos y frecuentemente este trastorno es causal de divorcio. Con esta sensación de bienestar, de energía, de alta autoestima y desinhibición que otorga el período de manía también se logra comprender porque el paciente bipolar no acepta ver al médico.

Bien, ¿después de leer esto usted seguiría considerándose “bipolar”?


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